Situado en un antiguo caserío en la línea divisoria de dos localidades vascas (Errenteria y Astigarraga), Mugaritz, que cuenta con dos Estrellas Michelin y tres Soles Repsol, ofrece una experiencia diseñada para alimentar la mente y no solo el estómago. Su nombre es un homenaje a la frontera (muga, en euskera) y al roble (haritza) que desde hace 200 años vigila ese límite. Esa frontera no es solo geográfica, sino que ha definido también su identidad, ubicándolo entre las costuras de la gastronomía y el arte o entre las del mundo culinario y el científico. Andoni Luis Aduriz y su equipo ofrecen una experiencia en la que se entrelazan texturas, historias, sabores y emociones para construir una experiencia multisensorial, tan desconcertante como estimulante.